El otro día me topé con esta "maravillosa" propuesta del Ministerio de Cultura y no pude evitar mandarles un comentario al email que para ello ofrecen en esa misma página. Dudo que sirva de nada, pero habría lamentado callarme. Aunque hoy es el último día para mandarles nada, he pensado que, dado que resume bastante bien mi posición respecto a las IAs, es buena idea copiarla aquí para conservarla.


Buenos días, tras haber leído el documento titulado "Proyecto de Real Decreto por el que se regula la concesión de licencias colectivas ampliadas para la explotación masiva de obras y prestaciones protegidas por derechos de propiedad intelectual para el desarrollo de modelos de inteligencia artificial de uso general", querría hacer algunas observaciones que me parecen fundamentales:

  1. Lo que se está proponiendo no deja de ser, en soma, una expropiación masiva de derechos a una enorme cantidad de artistas, fundamentalmente gráficos y literarios, para el solo beneficio de empresas privadas. Desde mi punto de vista, esto es una barbaridad impropia de una democracia.

  2. Se está en todo momento dando por supuesto, por un lado, que las llamadas "inteligencias artificiales generativas" (en adelante, IAG) son una revolución indispensable, y por otro, que van a evolucionar para formar parte esencial de nuestra sociedad. Me gustaría señalar que ninguna de estas dos premisas es cierta y responde únicamente a un efecto de "hype" y mercadotecnia. En primer lugar, las IAG no son una revolución. Los sistemas de procesado de voz a texto, por ejemplo, llevan muchos años entre nosotros, así como los sistemas de resumido de texto o reconstrucciones faciales. Su última evolución, la generación de textos o imágenes a partir de pequeños resúmenes, no es sino un pequeño paso en esta tecnología, y como ya sabemos tienen desafíos que por ahora se han demostrado insalvables: el increíble consumo de recursos, en una época en la que estos escasean; las "alucinaciones", es decir, errores no reconocidos como tales, y que son un problema conocido e irresoluble del modelo; los plagios "involuntarios", en los que una producción de IAG contiene información (textual o visual) directamente extraída de sus fuentes. En segundo lugar, las IAG tienen muy poco campo para su evolución. Se han quedado sin fuentes con las que alimentarlas (de ahí que impulsen este tipo de propuestas de ley), no sólo porque hayan utilizado todo el material existente y disponible legalmente (y a menudo, ilegalmente), sino también porque su uso indiscriminado ha frenado la producción humana y al mismo tiempo ha llenado los espacios públicos de material creado por IAGs, plagado de errores, y que su consumo aumenta exponencialmente la aparición de "alucinaciones" en productos subsiguientes. Además, como ya hemos dicho antes, estas "alucinaciones" provienen directamente del modelo y no son resolubles técnicamente. Todos los intentos que se han hecho en este sentido han fracasado (los técnicos, como añadir otras IA que reconozcan los errores) o no son escalables (p.ej., añadir seres humanos que validen o invaliden los resultados). Sería necesaria una tecnología basada en un modelo completamente nuevo para poder progresar y no hay visos de que eso vaya a suceder pronto. Por último, me gustaría recalcar un punto sobre el que he pasado superficialmente antes: las IAG tienen un consumo de recursos hídricos y eléctricos exageradamente grande. Tan enormes que Microsoft ha tenido que reabrir una planta nuclear únicamente para la suya. Los retornos no parecen justificar esto; recientes estudios demuestran que ni aumentan la productividad, ni mejoran el aprendizaje, ni cumplen ninguna de las promesas que nos han hecho.

Es una irresponsabilidad fomentar una tecnología que tiene un futuro muy pequeño pero cuyo consumo energético pone en peligro el (pequeño) progreso que hemos hecho frente al cambio climático; y es criminal hacerlo expropiando derechos a un colectivo que por regla general ya tiene una situación económica bastante inestable.

Atentamente