No suelo decir a nadie que se instale Linux. De hecho, no suelo decirle a nadie que "debería hacer" nada.

Es ya un cliché de Mastodon lo de que está lleno de gente diciéndote que deberías instalarte Linux. Lo cierto es que es una actitud, en realidad, bastante universal. Está relacionada con un concepto que mi padre llama "la fe del converso": la pasión irrefrenable de esa persona que por lo que sea ha cambiado de opinión sobre algo, y debe forzar a todo quien le rodee a hacer lo mismo.

Linux, o GNU/Linux como te insistirán algunes, es uno de los pilares de una religión, una ideología o una mentalidad, como prefieras, que suelo llamar "el Mundo Libre", y que es todo lo que rodea al software libre, pero cuyos conceptos van más allá del mero software (pensemos por ejemplo en CreativeCommons).

Instalar Linux puede ser algo muy sencillo en la práctica, pero es un cambio enorme cuando se viene del mundo corporativo. Hay muchos conceptos nuevos, muchos marcos de pensamiento que romper. De hecho, ya antes de instalarse Linux, hay que decidir qué variante de Linux. Hay cientos, que se agrupan en un número indeterminado de familias según el gestor de paquetes que usan — y ahora de pronto necesitas saber qué diablos es un gestor de paquetes. Encima, elegir tu sabor de Linux (distro, en jerga, abreviado de 'distribución') es sólo la primera de innumerables elecciones que te esperan. ¿Usarás KDE, Gnome, o alguno de los escritorios más artesanales? ¿X o Wayland? ¿Krita o Gimp? ¿Koffice o LibreOffice u OnlyOffice? Y sigue, y sigue, y sigue. Vas a aprender las bondades y las particularidades de los gestores de paquetes. Vas a aprender lo que son los escritorios virtuales, el gestor de sesiones, el terminal, los sistemas de arranque, leer la documentación. cosas También puede que no tengas que aprender nada de todo eso. Puede que simplemente pilles la última versión de Mint y te lo instales y todo funcione, y te olvides hasta de que existe el sistema operativo. Pero la mera posibilidad de que tengas que aprender esas cosas es una barrera mental monstruosa.

Si yo te digo que te instales Linux y tú me haces caso, de pronto tengo una enorme responsabilidad hacia tí. Te he hecho emigrar de tu país natal y ahora tengo que guiarte y acogerte en mi país o seré simplemente un cabrón colonizador que te ha expulsado de todo lo que sabías. Tengo que ayudarte, enseñarte, explicarte y aconsejarte.

Yo soy un vago. Las responsabilidades me estresan y el estrés me deprime. Lo último que necesito es que, sin tú beberlo ni comerlo, me tome la responsabilidad de cogerte la mano y traerte a mi campo. Por eso nunca me verás hacer proselitismo de nada. Bueno, a veces quizá me deje llevar por las palabras y se me escape algo; pero intento evitarlo siempre que puedo.

Sin embargo, también soy un idiota. Si tú vienes y me dices "quiero instalarme Linux, ¿me ayudas?", no podré evitarlo. Te haré fiestas, me alegraré un montón, y te asustaré a base de contarte las maravillas, las opciones y los riesgos que te esperan. Te ayudaré en todo lo que pueda. Porque me importas, y vivo en el Mundo Libre, y me emociono cuando el Mundo Libre gana habitantes. Pero eres tú quien ha tomado la decisión. Yo sólo seré tu guía, tu compañero de viaje.

Hace 3 ó 4 vidas, en un foro que ya no importa ni existe, tenía como firma la frase "Vive la anarquía, porque luchar por ella es una contradicción". Sigo pensando así. Yo viviré aquí, y si vienes seremos amigues, pero nunca te pediré que te mudes. Si mi ejemplo no te atrae, no soy nadie para obligarte a nada.

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