Buenas tardes. Me estoy muriendo. De hecho, cuando leáis esto, habré ya muerto.

Yo soy quien estaba detrás de vuestra medicación alternativa. Da igual cual toméis, vitaminas, ayudas al sueño, antievejecimientos, analgésicos, aumentadores de la vida sexual, cualquiera. Me llevó tiempo, pero logré convertirme en una pieza clave en la cadena de suministros de absolutamente todas las medicaciones no oficiales que están a la venta. En realidad resultó que no era tan difícil, os sorprendería los pocos laboratorios que hay que controlen el mercado "alternativo". El mercado parafarmacéutico es aún más mafioso que el farmacéutico.

En todos mis productos, introduje una pequeña sustancia que descubrí. Su consumo no produce ningún efecto aparente, salvo la adictividad. Ahora ya sabéis porque no dejábais ese crecepelo aunque seguís siendo calvos.

No, su consumo no tiene efectos aparentes, pero dejar de tomarlo... ah, ahí es donde se vuelven las cosas interesantes. Ahí es donde de verdad empiezan los efectos visibles.

Primero, os sentiréis ansiosos, pero no sabréis por qué. Notaréis un gran vacío vital que no sabréis como llenar. Tendréis la sensación de que nada tiene ya sentido.

Después, si sobrevivís, empezaréis a volveros más bruscos, más ariscos. La gente os empezará a molestar, a sobrar. Algunos dejaréis de salir de casa, otros os meteréis en peleas todos los días.

Los que sobreviváis a esta etapa buscaréis la muerte más espectacular posible. Querréis dar el sentido a vuestra muerte que vuestra vida nunca tuvo.

Finalmente, sólo quedarán unos pocos, muy pocos, aquellos que realmente tienen buen fondo. Aquellos que a pesar de sentirse mal, no cedieron a la violencia ni al suicidio. Espero que aprovechen muy bien esta nueva oportunidad. Yo he hecho mi parte, he limpiado la humanidad. Lo demás les toca a ellos.

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