— Si pudiese pedir un deseo, pediría no ser.
— ¿Pero qué dices? ¿Cómo que no ser? ¿En plan morirte o algo?
— No, no. En plan no haber existido nunca. Que nadie me eche de menos ni de más.
— ¿Pero por qué dices eso? ¿No lamentarías no haber vivido todo lo bueno que has tenido en tu vida?
— Bueno, si no he existido nunca, no puedo lamentar nada, ¿no te parece?
— Pues yo creo que te echaría de menos. Mi vida es mejor por haberte conocido.
— No puedes saberlo, quizá tu vida sería aún mejor si no me hubieses conocido nunca.
— Quizá, pero tú tampoco puedes saberlo. Si yo pudiese pedir un deseo, pediría que sí seas.
— Qué mala persona puedes llegar a ser.
— No haber pedido no ser.
— Vale, me has pillado. Entonces, pediría ser feliz.
— Ahora pareces gilipollas. Además, si fueses feliz todo el tiempo, no sabrías lo que es la felicidad.
— Que rule el peta y dejame en paz.
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