Le habían dicho que aquella tierra era preciosa, una naturaleza exhuberante con un pueblo rústico en medio. Le habían dicho que no había vistas mejores en la Tierra.

Suponía que sería verdad. Lo cierto es que no había podido aún ver nada a más de unos pocos metros. La niebla era tan densa que podía verla incluso mirándose los pies. De vez en cuando oía voces entre la bruma, pero cuando se dirigía hacia allí nunca encontraba a nadie.

Cuando llegó, hacia 4 días, estaba oscuro pero despejado. Encontró su "alojamiento turístico" sin dificultad, todo según las instrucciones recibidas del dueño. Tuvo que aparcar a la entrada del pueblo, junto a otros coches en estado variable, ya que no se permitía la entrada de vehículos, pero las calles estaban lo suficientemente iluminadas por la luna llena que casi ni necesitó la linterna que llevaba. La casita estaba en una de las calles exteriores, tenía una sola planta, con una chimenea en el salón, una cama cómoda en el dormitorio y un baño moderno. Tan cuca y acogedora como esperaba y deseaba. Además, sin cobertura, para poder desconectar como necesitaba.

Al día siguiente cuando despertó la niebla se había instalado en el pueblo. Desde entonces no había podido hablar con nadie. Ni siquiera había logrado volver a encontrar su coche. Se le estaban terminando las provisiones que había traído consigo. Cuando pedía ayuda a gritos, nadie le contestaba. Empezaba a pensar que alguien le había tendido una trampa horrible.

* * *

Los vecinos del pueblo observaban como la extraña nube que gritaba iba de un lado para otro, saliendo cada mañana de la casa esa de alquiler que había montado el de la Paqui. Por si acaso, se alejaban en cuanto la nube se les acercaba. Quién sabía lo que les pasaría si los alcanzaba. Sabían, de todos modos, que en unos días la nube acabaría callándose y luego dejaría de aparecer. El hijo de la Paqui siempre había sido un poco raro, De todos modos no se podía negar que le iba bien desde que había puesto la casa de su madre en el arbienbí ese, y que había montado el negocio de coches de segunda mano. Últimamente, tenía los cerdos bien gordos y sanos.

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