El bosque está oscuro, pero no tétrico. Haces de luz atraviesan el follaje, iluminando zonas de helechos, musgo y setas varias. Un verde muy verde que contrasta con la tierra y los troncos transmite serenidad.

Un coche rojo se acerca por el camino que atraviesa el bosque. Levanta una polvareda a su paso. Lleva las ventanillas bajadas y por ellas escapan risas y música. De los árboles más cercanos al vehículo huyen bandadas de pájaros.

El coche está aparcado en un claro del bosque. Junto a él, un grupo de jóvenes se reparte sobre la hierba, compartiendo botellas y patatas fritas. Un altavoz bluetooth atrona desde el suelo. Entre los árboles, una sombra humanoide acecha sin acercarse.

Una bestia negra está destripando al grupo de jóvenes, rompiendo sus cosas y devorando trozos de cuerpos. La sombra sigue acechando desde las sombras, aunque ha cambiado de posición: se ha acercado al coche.

La sombra acechante ha salido de las sombras. Se trata de un individuo muy alto, cubierto de lo que parece un pelaje castaño. Se dedica a recoger parsimoniosamente la basura tirada por la zona y meterla en el coche rojo. La bestia negra de antes está tranquila, echada sobre la hierba, devorando los restos de los jóvenes cadáveres.

El claro del bosque está tranquilo. Las sombras se van haciendo más largas a medida que termina el sol. Unos conejos atraviesan la hierba con rapidez. El verde de la vegetación empieza a confundirse con la tierra y los troncos al aumentar la oscuridad. El conjunto transmite serenidad.

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