Hace cosa de año y medio que me recetaron un antidepresivo suave, escitalopram, alias Heipram. Me indicaron que lo tomase todas las noches y a ver qué tal. Tuvo dos efectos inmediatos: empecé a despertarme a eso de las 4 ó 5 de la mañana sin esperanza de volverme a dormir, y descubrí lo que es estar cansado. No me malinterpretéis: lo segundo fue algo positivo. Resulta que, durante toda mi vida, el cansancio era un activador de depresión para mi. Cuando empecé con el Heipram, empecé a estar cansado sin más.
Sin embargo, pasados unos meses, ambos efectos declinaron. Volví a dormir normalmente, y volví a sentirme mal. Probé otras cosas, mi psicóloga me despidió, intenté ir al gimnasio, hice cambios de dieta, y por fin, ayer, visité a un psiquiatra de nuevo. Una de las cosas que me dijo es que lo habitual es tomar el Heipram por la mañana, precisamente porque tiene efectos sobre el sueño. me sugirió que lo cambiase.
En consecuencia, ayer por la noche no tomé Heipram, lo dejé para esta mañana. Y ahí fue cuando descubrí, para mal y para bien, que realmente sí que tiene efecto. Dos, al menos. El primero es que estoy salidísimo y el Heipram me lo estaba rebajando a niveles manejables. El segundo es que estoy en mitad de una de mis crisis profundas, y gracias al Heipram era duro pero soportable. Ha sido una noche muy larga.