Por si el nivel universitario (bueno, educativo en general) español no fuese lo suficientemente bajo, y por si las magias, sean orientales, diecinuevescas*, new age, o lo que quieran, no estuviesen ya lo suficientemente extendidas, va la Universidad de Zaragoza e instaura una Cátedra de Homeopatía**, al tiempo que la UNED ofrece tres (3) másteres en idem.

Esta es una recogida de firmas, de esas inútiles pero descargantes, para protestar por ello: http://cnho.wordpress.com/2010/10/29/manifiesto-por-una-universidad-libre-de-pseudociencia-y-oscurantismo/#more-15606

Personalmente, me da un poco igual que se vendan esas cosas, como me da ya un poco igual que se vendan pulseras y gatitos que mueven la pata, o los horóscopos de los periódicos. La gente es idiota y si quieren ser estafados porque les da tranquilidad, allá ellos. Pero el meter esas cosas en la Universidad es malévolo: les da un aspecto respetable. El dar tal desde el estado a la magia, respalda oficialmente el fraude. No good.

  • El XIX fué un siglo curioso: supongo que por reacción al racionalismo creciente se inventaron el espiritismo, la ouija, la homeopatía, y el orientalismo - que no es una práctica mágica pero sirvió para introducir muchas en occidente. Y seguro que más.

** Para los que necesiten que se les recuerde, la Homeopatía es una práctica seudomédica nacida en el XIX. En aquellos tiempos, tuvo mucho éxito, ya que era notablemente mejor que el estándar de la época, véase las sangrías. Se basa en la idea de que si coges una substancia y la diluyes, se hace más fuerte. Cuánto más la diluyes, más fuerte se hace. Los remedios homeopáticos que se venden están tan diluídos que no queda absolutamente nada de la sustancia original, sólo hay agua. Por tanto, deben ser ultrapotentes. El concepto no sólo es absurdo para cualquier persona con dos dedos de frente, también va contra todo lo que sabemos de química. Por descontado, no se han probado efectos más allá del placebo (al fin y al cabo, es lo que es: un placebo).